Original publicado en KZ nº25 Febrero 2012

Coincidiendo con la primicia de que va a ser publicado por Norma Editorial el próximo Salón del Manga de Barcelona, recuperamos el artículo que hicimos como cultura japonesa de "Leyendas de Cipango" con las fabulosas ilustraciones de la artífice de nuestra mascota KaiZen, Ruth Martínez; desde aquí, nuestra más sincera enhorabuena.

Leyendas de Cipango
El proyecto de Leyendas de Cipango (nombre con el que se conocía antiguamente en Europa y China a Japón) nace como respuesta a la pasión personal por la cultura del país nipón.
La mitología japonesa, sus deidades y leyendas, son el punto de partida de este proyecto, cuyo desenlace será un libro con 25 ilustraciones.

Junto a Mitsuko Fukui y Antonio Plazas, estas ilustraciones van acompañadas de poemas japoneses (llamados Haiku) y caligrafía japonesa (Shodo); cada deidad va acompañada de su correspondiente Haiku, del que se encarga Antonio y el Shodo, de la artista Mitsuko. Los tres han formado La “Compañía Perfecta” y el proyecto ya contó con una exposición que tuvo lugar del 9 de septiembre al 1 de octubre del pasado 2011.

Ahondemos un poco más en algunas de estas leyendas:

Amateratsu, cuyo significado es Diosa gloriosa que brilla en el cielo, es conocida como diosa del sol y cuenta la leyenda que nació del ojo derecho de Izanagi (nacido a su vez de las siete generaciones divinas) cuando éste pretendía salvar a su amada Izanami del inframundo.
Se encierra en una cueva debido a la vergüenza que le hace pasar el comportamiento de su hermano, Susanoo (dios del mar y las tormentas), sumiendo al mundo en las tinieblas. Su reflejo en un espejo, puesto en el exterior de la cueva, a la que se asomó al oír ruido procedente de otras Megamis (diosas), quedó fascinada por el reflejo y los demás aprovecharon para sellar la cueva, haciendo que volviera al plano celestial; por ello también es conocida como “Divino reflejo”.

Tsukuyomi es otra de las deidades representadas. Es el dios de la luna y también nació de un ojo de Inazagi: el izquierdo, aunque otras leyendas, dejan entrever que salió de un espejo blanco que Inazagi sostenía.

Ascendió a los cielos por la escalera celestial, para estar con su hermana Amateratsu, pero cuando mató a Uke Mochi (diosa de la comida), Amateratsu no quiso permanecer a su lado y huía de su encuentro. Por eso el sol y la luna nunca se encuentran.

En otro plano encontramos a los semidioses Raijin (dios del rayo) cuyos enfrentamientos a Fujin (Dios del viento) se han visto plasmados en multitud de mangas, como Naruto o en videojuegos, como Mortal Kombat. Solían ser amigos hasta que surgió la primera pelea por el control de las tormentas, aunque después volvieron a ser amigos y suelen aparecer representados juntos.

Los personajes de famosos cuentos japoneses, también tienen cabida, como Kaguya Hime, la princesa Luz Brillante, que nació de la luna dentro de un árbol de bambú, para colmar los deseos de una pareja de ancianos que no podían tener hijos. Momotarou, Taro melocotón, es otro de los protagonistas de varios libros y películas, en las que este héroe venido dentro de un gigantesco melocotón, y se dedicó a luchar contra los Oni (un tipo de demonio) junto a un faisán, un perro y un mono.

Los yôkai y demás demonios, también se hallan representados; Enma, el regente del inframundo, tomado de la cultura budista, es el gobernador del Jigoku y juzga las almas de los pecadores de género masculino. Nopperabou (yôkai sin rostro), que suele tomar la forma de una bella mujer y se dedica normalmente a asustar a los humanos, aunque suelen ser inofensivos, toman la forma de un ser conocido o familiar y luego hacen desaparecer su rostro, con el consiguiente espanto.
Rokuro Kubi (yôkai de cuello largo), también se encuentra representado, un demonio de apariencia humana durante el día, que por la noche adquiere la capacidad de estirar su cuello hasta dimensiones inusitadas. Sus facciones pueden aparecer como las de los terribles Oni, para poder asustar mejor.
En resumidas cuentas, estas ilustraciones recogen un poco de cada aspecto de la mitología japonesa, llenas de detalles y matizadas con los fantásticos Haiku, que nos trasladan al corazón de la leyenda. La minuciosa caligrafía o Shodo, acompaña ambas composiciones, otorgándole la bella filosofía oriental.

Como curiosidad y ya hemos dicho que multitud de animes y mangas se inspiran en estas leyendas, la autora, Ruth Martínez, escogió a Amateratsu por un videojuego llamado Okami, que combina muchos mitos, leyendas y folcklore japonés, como la salvación de la oscuridad de la tierra, a cargo de Amateratsu. Rescató la ilustración, la mejoró y a continuación trabajó en el resto de los personajes.

"El amor y pasión por los poemas, más concretamente por los haiku, fue lo que me llevó a dedicarme y volcarme con ímpetu, deseando que la idea e historia principal de cada uno de los mencionados personajes quedase plasmado en cada uno de los poemas, ya que a veces es difícil realizar tal hazaña con tan pocos versos y sílabas para trabajar. Pero aún así, se pudo conseguir.

Mitsuko, por su parte, tomó cada ilustración y la dotó de su nombre real en fantástica caligrafía, y más tarde tomó cada una de las poesías y las revistió con arte caligráfico, dando así el toque final y artístico de la obra.

Dioses, monstruos, personajes de cuentos y fábulas fueron incorporándose en nuestra vida diaria, como compañeros de este viaje cuyo final tiene por objetivo la recopilación y publicación en un libro que, con mucha dedicación e ilusión, deseamos hacer llegar a las personas para que lo puedan compartir y disfrutar junto a nosotros."

Así que, juntando el arte y profesionalidad de las ilustraciones de Ruth; la dedicación y precisión en los poemas de Antonio; y la hermosura y belleza de la escritura de Mitsuko, podemos obtener un magnífico resultado que es éste: “Leyendas de Cipango”.